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Cuando las temperaturas empiezan a subir, el calor hace que los vasos sanguíneos se ensanchen y por ello la sangre circula con menos fuerza. Esto, unido a otras circunstancias como las que te detallamos a continuación puede provocar que la sangre pierda presión y aumenta así el riesgo de sufrir una hipotensión puntual.

Pero, aunque en verano sea más común sufrir de hipotensión, por el calor, puede ocurrir en cualquier época del año. El calor de los espacios cerrados en invierno, por ejemplo, también podrían desencadenar un episodio.

Y curiosamente también es algo que pasa en personas hipertensas. A veces hay que ajustar la medicación porque puede haber cambiado la tensión y entonces el fármaco está actuando “más de la cuenta”. Lo ideal es ir al médico periódicamente, sobre todo justo antes de los meses calurosos, para revisarla.

 

OTROS FACTORES QUE PUEDEN INFLUIR

  • Comer mucho o beber poco

Tras una comida muy abundante una buena cantidad de sangre se mueve hacia el intestino (para poder digerir los alimentos mejor) por lo que en el resto del organismo hay menos sangre circulando.

Se sabe que esto es lo que provoca la somnolencia tras ingerir una gran cantidad de comida y también que esa circunstancia puede dar lugar a episodios de hipotensión.

La deshidratación también puede ser la causa. La sangre contiene mucha agua y si te deshidratas, como pierde líquido, disminuye su volumen. Circula menos sangre por las venas, por lo que tiene más espacio y pierde “fuerza”.

Si además de marearte has experimentado previamente sequedad bucal intensa, palidez cutánea, cierta desorientación, taquicardia… es posible que efectivamente estés deshidratada.

  • Bajada de azúcar

Si te sientes algo mareada, también podría ser por un descenso de los niveles de glucosa. No es peligroso, pero debe controlarse.

La cantidad de glucosa debe permanecer dentro de unos valores normales: entre 60 y 100mg por dl de sangre tras un análisis realizado por la mañana en ayunas. Si las cifras son inferiores a 60 mg/dl, el organismo, en especial el cerebro, no puede funcionar adecuadamente y baja su rendimiento reaccionando con una serie de síntomas. El síntoma más frecuente de una bajada de tensión por un descenso de glucosa es el mareo. La falta de comida es la causa más común, pero hay otras razones.

  • Fármacos

Los diuréticos favorecen la eliminación del sodio por la orina y eso baja la tensión.

Los vasodilatadores (para mejorar la circulación sanguínea) pueden provocar que descienda al levantarte. También los fármacos para tratar una crisis hipertensiva pueden, al cabo de un rato, hacer el efecto contrario, es decir, que la presión baje en exceso.

  • Sangrado abundante

La menstruación no deja de ser un sangrado uterino y esa pérdida de sangre facilita la aparición de posibles anemias. Estas también suelen manifestarse en forma de agotamiento y baja presión arterial

 

 

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