El virus del papiloma humano (VPH) en general se transmite por la vía sexual y, principalmente, infecta la piel (pene, vulva, ano) o las mucosas (vagina, cuello uterino y recto) de las áreas genitales tanto de los hombres como de las mujeres. Asimismo, puede surgir en el área bucal y de la zona faringoamigdalar.
El virus del VPH se transmite por contacto directo, piel con piel y sexual, y no por los fluidos. En la mayoría de las ocasiones, un 90 % de los casos, desaparece de manera espontánea, pero mientras el virus está presente es transmisible.
El VPH se clasifica en función del riesgo que tiene o no de desarrollar cáncer:
- Bajo riesgo: pueden causar verrugas genitales benignas o condilomas.
- Alto riesgo: se han descrito hasta 14 tipos diferentes de VPH de alto riesgo o congénitos, de los cuales los que tienen más prevalencia son los del tipo 16 y 18, que son los responsables del 70 % de los cánceres causados por este virus.
Hay que destacar que una persona se puede infectar con más de un tipo de VPH. Además, la persistencia de una infección puede acabar desarrollando un cáncer en el cuello uterino, la vulva, el pene, el ano o la orofaringe.
En concreto, el virus inicia unos cambios displásicos en las células epiteliales que evolucionan hasta que se produce un cáncer invasivo. Eso sucede progresivamente y desde que se produce la infección hasta que se desarrolla la enfermedad pueden pasar hasta veinte años.
¿CÓMO SE TRANSMITE EL VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO?
El VPH se transmite mediante el contacto de la piel o mucosas. La principal vía de contagio es la vía sexual (por penetración vaginal y/o anal y menos frecuentemente por el contacto piel con piel de la zona genital y por el sexo oral). Cualquier persona sexualmente activa que tenga contacto genital (incluso sin penetración) con otra persona infectada por el VPH puede contagiarse. De hecho, esta infección constituye la infección de transmisión sexual más frecuente a nivel mundial.
La mayor probabilidad de contagio se da en los primeros años de vida sexual por lo que entre el 20-30% de mujeres jóvenes (antes de los 30 años) son portadoras de VPH-AR. El porcentaje de portadoras disminuye progresivamente con la edad hasta situarse por debajo del 10% en mujeres mayores de 50 años. Se estima que aproximadamente el 80% de las mujeres sexualmente activas contactan con al menos un tipo de VPH en algún momento de su vida (este porcentaje es todavía mayor en el caso de los hombres). Sin embargo, cabe resaltar que más del 80% de estas infecciones son transitorias y se resuelven en el transcurso de los dos años posteriores a la infección.
Tras la adquisición del VPH, este puede permanecer inactivo durante un tiempo prolongado por lo que la detección del virus puede evidenciarse años después de la transmisión. Una vez se detecta el VPH, no.
¿QUÉ TIENEN QUE VER LOS HOMBRES EN ESTO?
Respecto al cáncer de cuello uterino, el papel de los varones es el de transmisores del virus, aunque también se producen cánceres genitales en los varones provocados por el VPH y cada vez son más frecuentes. La mayor parte de los tumores malignos de garganta son también provocados por estos virus y afectan más a los hombres que a las mujeres. Las verrugas genitales, mucho más comunes, las padecen también ambos sexos.
Los varones que tienen relaciones sexuales con otros hombres son un grupo de especial riesgo para padecer la infección y los tumores secundarios al VPH, y por eso algunas comunidades autónomas tienen programas específicos para su vacunación financiada.
¿POR QUÉ Y CÓMO SE PRODUCE UN CÁNCER TRAS UNA INFECCIÓN POR VPH?
La mayor parte de las personas con una infección por VPH tienen el virus silente (sin dar síntomas) durante meses o años, hasta que las defensas del organismo consiguen eliminarlo. Por tanto, la mayoría de las mujeres tienen una infección transitoria que no supone riesgo alguno, ya que el VPH acaba eliminándose totalmente. En general, estas infecciones pasan desapercibidas.
Sin embargo, en un pequeño porcentaje de personas (en torno al 10-15%) la infección por VPH persiste a lo largo del tiempo porque que sus defensas no consiguen eliminarla. Esta persistencia en el tiempo, más que la infección en sí misma, es el factor de riesgo principal para el desarrollo de lesiones.
Existen diversos factores que contribuyen a que la infección sea persistente, es decir, se mantenga en el tiempo. Los más importantes son:
- el tipo de VPH
- el tabaquismo
- alteraciones en las defensas del organismo o sistema inmune (inmunodepresión),
El cuello del útero o cérvix uterino es el área genital con mayor riesgo para que se produzcan infecciones persistentes por VPH. Este mayor riesgo se explica porque en el cérvix existe una zona anatómica especialmente susceptible a la infección virus: la zona de transformación epitelial o área donde se unen el epitelio escamoso (que recubre la parte externa del cuello) y el glandular (que recubre el canal y cuyas células fabrican el moco cervical).
Otros epitelios del área ano-genital, (como la vagina, la vulva, el ano, el pene) o extragenital (como la orofaringe o laringe) son menos susceptibles, pero también pueden sufrir un proceso similar con la aparición de lesiones premalignas-malignas.
Los programas de prevención del cáncer de cuello del útero basados en la realización periódica de la citología cervical o de la prueba de VPH, en función de la edad de la mujer, permiten detectar y tratar precozmente lesiones premalignas del cuello del útero, contribuyendo de esta forma a disminuir de considerablemente el número de casos y la mortalidad por este tipo de cáncer.
¿CÓMO SE PUEDE PREVENIR LA INFECCIÓN POR VPH?
1. Vacunarse frente al VPH
- Todas las vacunas comercializadas ofrecen una alta protección frente a los cánceres de cuello de útero y una proporción significativa de los cánceres de vulva, vagina, ano y orofaringe. Algunas vacunas también ofrecen protección frente a las verrugas genitales o condilomas.
- La vacuna previene de la infección pero no afecta a la eliminación de un virus existente en el momento de la vacunación (es preventiva, no curativa)
- Haber tenido una infección por VPH no protege frente a la adquisición de nuevas infecciones. Las mujeres que han iniciado su actividad sexual o aquellas personas con una infección actual o pasada también se pueden beneficiar de la vacunación.
2. Utilizar el preservativo
El preservativo protege en gran medida de la infección. Sin embargo, incluso con un uso correcto (desde el inicio de la relación) y consistente (en todas las relaciones sexuales), no confiere una protección completa debido a que el área protegida por el preservativo es limitada y toda la piel de la región perineal es potencialmente infecciosa. La correcta utilización del preservativo ha demostrado una reducción significativa en la incidencia tanto de verrugas genitales o condilomas como de lesiones asociadas al VPH (60 – 70% de reducción frente a relaciones sexuales sin protección). Además, el preservativo protege frente a otras infecciones de transmisión sexual, como el VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana), y frente a un posible embarazo no intencionado.

Factores de riesgo
Las infecciones por el virus del papiloma humano son comunes. Los factores de riesgo para la infección por el virus del papiloma humano incluyen lo siguiente:
- Cantidad de parejas sexuales. Cuantas más parejas sexuales tengas, más probabilidades tendrás de contraer una infección genital por el virus del papiloma humano. Tener relaciones sexuales con una pareja que tuvo múltiples parejas sexuales también aumenta el riesgo.
- Edad. Las verrugas comunes ocurren principalmente en niños. Las verrugas genitales ocurren con más frecuencia en adolescentes y adultos jóvenes.
- Sistemas inmunitarios debilitados. Las personas que tienen sistemas inmunitarios debilitados corren mayor riesgo de contraer infecciones por el virus del papiloma humano. El sistema inmunitario puede estar debilitado por el VIH o por el sida, o por medicamentos inhibidores del sistema inmunitario que se utilizan después de los trasplantes de órganos.
- Piel dañada. Las áreas de la piel que fueron perforadas o abiertas son más propensas a desarrollar verrugas comunes.
- Contacto personal. Tocar las verrugas de alguien o no usar protección antes de entrar en contacto con superficies que estuvieron expuestas al virus del papiloma humano, como duchas comunes o piscinas, podrían aumentar el riesgo de contraer una infección por el virus del papiloma humano.