La placenta es un órgano materno-fetal que se desarrolla durante el embarazo. Esta estructura se encuentra en el útero y se encarga de suplir las necesidades básicas del feto a través de la madre: la respiración, la alimentación y la excreción.
La placenta previa es un problema que puede surgir durante la gestación, en el cual la placenta tiende a crecer en la parte inferior del útero. La placenta cubrirá la abertura del cuello uterino, parcial o totalmente. Hay que recordar que la placenta durante el embarazo crece y es lo que hace alimentar al feto, por su parte, el cuello uterino es la parte que da la abertura hacia el canal del parto.
A medida que avanza la gestación y el útero crece, la placenta se va desplazando por el útero. Durante los primeros meses de embarazo, es común que la placenta se encuentre en la parte más baja del útero, pero conforme avanzan las semanas de embarazo, la placenta va creciendo y situándose en la parte superior.
Una vez llega el tercer trimestre de embarazo, la placenta mide unos 22 cm y pesa alrededor de 0,5 kg. En este momento de la gestación, la placenta deberá estar ya en la parte superior del útero para dejar libre el canal del parto.
Si esto no sucede, habrá un problema de placenta previa, en el que se pueden diferenciar los siguientes tipos:
- 1. Placenta de inserción baja
- la placenta se encuentra en el segmento inferior del útero pero no alcanza la abertura del cuello uterino.
- 2. Placenta previa marginal
- la placenta está al lado del cuello uterino pero no cubre la abertura.
- 3. Placenta previa parcial
- la placenta cubre parte de la abertura cervical.
- 4. Placenta previa total
- la placenta cubre toda la abertura cervical. Este tipo también es conocido como placenta previa oclusiva.
Causas
La causa exacta de la placenta previa es desconocida. Lo más común es pensar que esta anomalía en la placenta esté relacionada con causas uterinas o por alteraciones en la propia placenta.
No obstante, existen algunos factores de riesgo que predisponen a las mujeres a sufrir esta complicación. Son los siguientes:
- Malformaciones uterinas
- Embarazo gemelar o embarazo múltiple
- Haber tenido varios embarazos previamente
- Poco tiempo entre dos partos
- Haber tenido un parto previo por cesárea
- Cicatrices uterinas por abortos o cirugías previas
- Edad materna avanzada
- Tabaco y abuso de cocaína
Diagnóstico
La placenta previa se diagnostica mediante ecografía, en la que se observa si la posición de la placenta es la correcta o no.
Si se detecta esta afección antes del tercer trimestre de embarazo, no hay por qué alarmarse, ya que es muy probable que la placenta varíe su posición a medida que el útero se agrande.
La placenta previa es una de las principales causas de hemorragia antes del parto y suele impedir la salida del feto a través del canal del parto por obstrucción a este nivel. El sangrado ocurre porque el cuello uterino comienza a dilatarse y rompe los vasos sanguíneos de la placenta y del área donde está implantada. Este sangrado puede detenerse por sí solo y volver a empezar unos días después. En ocasiones, el sangrado vaginal no ocurre hasta el comienzo del trabajo de parto.
Cuando la hemorragia es ligera y aparece antes de las 36 semanas de embarazo, el médico, por lo general, aconseja la hospitalización de la paciente y le indica que limite su actividad hasta que cese la hemorragia. Limitar su actividad (llamada actividad modificada o reposo en cama modificado) significa que debe permanecer acostada la mayor parte del día. Si el sangrado se detiene, se permite a la paciente reanudar gradualmente sus actividades diurnas. Los médicos recomiendan no tener relaciones sexuales, ya que podría desencadenarse una nueva hemorragia.
Cada situación y cada embarazo son particulares y no tienen porqué presentarse de la misma manera, por lo que ante cualquier duda o sospecha consulte con su ginecólogo