Son varias las razones para que la vida sexual de la pareja se interrumpa durante algún tiempo después del parto. La primera es que si se ha practicado a la madre una episiotomía o una cesárea, la herida debe acabar de cicatrizar. También está el hecho de que después del parto la mujer puede sufrir un sangrado vaginal que perdura durante algún tiempo. Otra causa es que el bebé se erige en la prioridad absoluta de la madre y la exigencia de atención continuada que impone su cuidado puede causar cansancio e incluso desinterés por el sexo. Asimismo, la llamada depresión postparto condiciona de forma determinante y negativa la vida sexual de la pareja. Lo más habitual es escuchar que la moratoria sexual debe limitarse al primer mes después del parto, pero hay mujeres que esperan tres, seis e incluso doce meses. Lo cierto es que no existe una norma sobre el momento más adecuado para reanudar la vida sexual, aunque algunas parejas esperan al menos hasta la revisión de las seis semanas para que sea el ginecólogo quien diga si pueden o no volver a mantener relaciones sexuales.
Un problema frecuente es que el hombre quiera reanudar la práctica sexual antes que la mujer y una negativa por parte de ella puede generar un sentimiento de rechazo en él. Es fundamental por ello mantener una comunicación abierta entre ambos y que él conozca el estado físico y de ánimo de ella, es decir, las razones de su negativa. Lo importante es pasar tiempo juntos, especialmente cuando el bebé está descansando. Las muestras de afecto y la expresión de las emociones, ya sea mediante caricias y/o palabras, ayudarán a romper distancias y recuperar la complicidad necesaria para la vida sexual. También hay que tener en cuenta que no es necesario el coito para que una relación sexual sea satisfactoria. No obstante, hay aspectos fisiológicos que deben tenerse siempre en cuenta. Por una parte, la episiotomía puede generar molestias durante algún tiempo y la mujer puede sufrir una situación transitoria de sequedad vaginal que haga que el coito resulte doloroso. De ahí la conveniencia de utilizar geles lubricantes para reducir las molestias durante el acto sexual, aunque hay que insistir en que no es necesario completarlo desde el primer momento. Otra recomendación habitual es que la mujer realice ejercicio para recuperar su forma física habitual cuanto antes y que practique los llamados ejercicios de Kegel (contracciones sucesivas de la zona perineal). Una alimentación adecuada y saludable, así como el descanso, completan las medidas para recuperar la normalidad física de la mujer y con ella la de la vida sexual de la pareja después del parto