La eyaculación precoz es una disfunción sexual que afecta al 30% de los hombres y que lleva a que este eyacule de forma rápida y prematura durante una relación sexual. Puede ser leve, si la eyaculación se produce entre los 3 y 8 minutos después de iniciado el coito. Y se considera que es un problema severo cuando ésta se produce antes o inmediatamente después de la penetración. Pero en cualquier caso cabe la posibilidad de que el problema se agrave si no se trata adecuadamente. En realidad, esta disfunción sexual se debe a una pérdida de control sobre la eyaculación, de tal modo que el hombre no alcanza el orgasmo cuando quiere, sino cuando se produce un reflejo que lleva a la eyaculación.
Hay que tener en cuenta que en una relación sexual pueden diferenciarse tres etapas: la de excitación, que lleva a la erección; la de meseta, que es la que se debe prolongar con el coito y el control de la eyaculación; y el orgasmo, que es cuando se produce la eyaculación. En la actualidad se considera que un 90% de los casos de eyaculación precoz se debe a factores psicológicos o ambientales, de modo que solo el 10% tiene su origen en problemas anatómicos o fisiológicos.
Causas
La EP puede ser el resultado de factores psicológicos, biológicos o una combinación de ambos. Los factores psicológicos incluyen la ansiedad, problemas de relación, estrés o depresión. Los biológicos pueden abarcar niveles hormonales anormales, inflamación y/o infección de la próstata o uretra, y factores genéticos.
La depresión, el estrés, la inseguridad, la ansiedad … son algunos de los factores psicológicos que predisponen a la eyaculación precoz, se cree que porque estos cuadros psicológicos conllevan una reducción de la concentración de serotonina, un neurotransmisor que desempeña un papel importante en el control de las emociones. La ansiedad ante el coito, muy frecuente entre los adolescentes a causa de la inexperiencia o el miedo que suscita enfrentarse a una relación sexual, puede causar circunstancialmente la eyaculación precoz. También la represión y la inhibición sexual. Pero también existen enfermedades que pueden suscitar la eyaculación precoz, como las infecciones de próstata o uretra. Otra de las causas de orden fisiológico es la hipersensibilidad del glande
Tiempo de eyaculación
El tiempo de latencia eyaculatoria intravaginal (IELT), que se refiere al tiempo que transcurre desde la penetración vaginal hasta la eyaculación, es un parámetro comúnmente utilizado para evaluar la eyaculación precoz (EP). Sin embargo, la definición de un IELT específico que se considere indicativo de EP ha variado a lo largo del tiempo y entre diferentes estudios y sociedades científicas.
La Sociedad Internacional de Medicina Sexual (ISSM) define la eyaculación precoz como una condición en la que la eyaculación ocurre «antes o dentro de aproximadamente un minuto de la penetración vaginal» en la mayoría de los encuentros sexuales, y esto causa angustia significativa al paciente. Esta definición se centra en una medición objetiva del tiempo (IELT de aproximadamente 1 minuto) pero también considera los factores subjetivos como la angustia personal o interpersonal y el control percibido sobre la eyaculación.
Es importante destacar que el criterio temporal es solo uno de los varios factores que se consideran para el diagnóstico de EP. La percepción del individuo sobre su control sobre la eyaculación y las consecuencias personales o de la relación también son aspectos cruciales para el diagnóstico.
Aunque el criterio de 1 minuto es ampliamente aceptado para la EP primaria (o de por vida), el diagnóstico de EP adquirida (que se desarrolla después de un período de funcionamiento sexual normal) puede ser más subjetivo y basarse en un cambio significativo en la duración de la eyaculación que resulta angustiante para el paciente o su pareja.
La variabilidad individual y de pareja en la percepción de lo que constituye una duración «normal» o satisfactoria del coito hace que el diagnóstico de EP sea complejo y subraya la importancia de una evaluación integral que tenga en cuenta tanto los aspectos temporales como los psicosociales de la condición.
Tratamientos de la eyaculación precoz
El tratamiento de la EP se enfoca en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida. Los enfoques pueden variar según la causa subyacente y pueden incluir:
- Terapias Conductuales: Técnicas como el método de «parar y empezar» o el método del «apretón» enseñan a controlar la sensación de eyaculación. Estas técnicas suelen ser más efectivas cuando se practican con la pareja durante un periodo.
- Medicamentos: Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), normalmente usados para tratar la depresión, pueden retrasar la eyaculación. Otros medicamentos incluyen el uso de anestésicos tópicos aplicados en el pene para reducir la sensibilidad, y en algunos casos, se pueden recetar antagonistas de la dopamina.
Haremos mención especial a un medicamento, la dapoxetina, que está aprobado específicamente para el tratamiento farmacológico de la eyaculación precoz. Es un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS) de acción corta, diseñado específicamente para el tratamiento de la eyaculación precoz.
La dapoxetina representa un avance significativo en el tratamiento farmacológico de la eyaculación precoz, ofreciendo a los hombres afectados por esta condición una opción de tratamiento eficaz y rápida acción. Al igual que con cualquier tratamiento médico, la elección debe basarse en una evaluación detallada de los beneficios y riesgos, así como en las preferencias y necesidades individuales del paciente.
- Terapia psicológica: Para los casos en los que la EP tiene una causa psicológica profunda, la terapia con un sexólogo puede ser muy útil. La terapia de pareja también puede ser recomendada si la EP está afectando la relación.
- Cambios en el Estilo de Vida y Remedios Naturales: Ejercicios de Kegel para fortalecer el músculo pubococcígeo, técnicas de relajación para reducir la ansiedad, y el ejercicio pueden ayudar a algunos hombres.
- Dispositivos: anillos de pene y preservativos especiales que reducen la sensibilidad pueden ser útiles en algunos casos para retrasar la eyaculación.
El tratamiento debe ser personalizado, considerando las necesidades y preferencias del paciente, así como la presencia de posibles efectos secundarios de los tratamientos. La combinación de terapias conductuales y médicas suele ser más efectiva que cualquiera de ellas por separado. Todo esto debe estar bajo supervisión médica y con un buen seguimiento porque la acción a seguir va a depender de cada paciente.
La comunicación abierta con la pareja y el seguimiento médico son clave para manejar la EP. Es importante recordar que la búsqueda de ayuda profesional es un paso importante para superar esta condición.