Hoy nos cuidamos cada vez más y queremos estar bien. El tabaco nos perjudica tanto por dentro como por fuera y nuestra piel es uno de los órganos que desvela que somos fumadores. El doctor Douglas Model publicó una investigación en el British Medical Journal donde determinaba el rostro del fumador. Los fumadores con más de 10 años de consumo pueden identificarse con un simple examen facial: arrugas muy marcadas provocadas por la contracción de los labios al fumar y por el acto de cerrar los ojos para evitar el humo, aspecto facial demacrado con prominencia de los huesos, piel de tono grisáceo y manchas color púrpura. El humo del tabaco afecta negativamente a nuestra piel de dos formas: una porque el aire contaminado con humo seca la piel y dos, porque priva de oxígeno y otros nutrientes esenciales a nuestra piel. El proceso de envejecimiento prematuro que causa el tabaco sobre nuestra piel se debe a la acción de los radicales libres, responsables de la oxidación de las células de la piel. El tabaco induce a la producción de radicales libres y también a la disminución de la vitamina A que ayuda a proteger la piel. Los niveles de ATP también se ven afectados en las personas fumadoras. El ATP es imprescindible para nuestras células porque funciona como la gasolina en los vehículos; les aporta la energía que necesitan para que estén sanas y puedan realizar todas sus tareas y reparar así nuestro organismo. Nuestra clínica recomienda un producto dermocosmético novedoso que aporta la cantidad necesaria de ATP a nuestra piel (ATPSES de Sesderma). Está indicado para pieles sometidas a la contaminación, alimentación incorrecta, tabaquismo, alcohol, los rayos UV y, sobre todo, el estrés físico o emocional. Por tanto, es beneficioso para cualquier persona que quiera luchar contra el envejecimiento y especialmente en casos de piel ajada con líneas de expresión y arrugas profundas o también, para pieles jóvenes que aparentan más edad de la cronológica. Y sus beneficios no se quedan ahí. El ATP es capaz de recargar las baterías celulares acelerando así la respiración celular, activar la producción de colágeno aportando hidratación, elasticidad y firmeza y reducir los poros, mejorar la sensibilidad, las rojeces y el tono cetrino de la piel y acelerar el proceso de cicatrización. Recordad la importancia de la protección solar en cualquier tratamiento de belleza y evitar largas exposiciones al sol. Aunque las mejoras por dejar de fumar se empezarán a notar rápidamente, no será hasta pasados 3 o 4 años cuando la piel se recupere totalmente de los daños causados.
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