Cuando la consecución de un orgasmo supone un problema, bien porque no se consigue o bien porque consideramos que su consecución se demora en exceso, estamos haciendo alusión a una disfunción sexual denominada ‘ANORGASMIA’. Debemos tener en cuenta que el origen orgásmico varía considerablemente de una persona a otra, no constituyendo problema alguno, pues cada uno de nosotros necesita de un determinado impulso para desencadenar la respuesta deseada.
Así pues, en condiciones normales este umbral variará dependiendo de la edad, nuestra habilidad o la práctica con la que contemos en el terreno sexual y la intensidad o idoneidad del estímulo que obtengamos para lograr un suficiente nivel de excitación. Esta alteración puede aparecer aunque el orgasmo se haya conseguido sin ningún tipo de inconveniente hasta el momento, incluso podemos experimentarlo en determinadas situaciones sin que ello suponga preocupación alguna para percibirlo en otras.
Aunque la anorgasmia es un trastorno que puede afectar a hombres y mujeres, su incidencia es claramente mayor en estas últimas, pasando a convertirse en una de las consultas con más demanda actualmente, y es que el reconocimiento del placer femenino y el deseo de experimentar relaciones sexuales más satisfactorias hace que se pida consejo no solo cuando la consecución del clímax se convierte en un problema, si no también se busca el asesoramiento orientado a la obtención de orgasmos más intensos alcanzados a través de distintos tipos de estimulación.
Síntomas de la anorgasmia
Los síntomas principales de la anorgasmia son la falta de orgasmos o una significativa dificultad para alcanzarlos. Sin embargo, es crucial considerar el contexto en el que ocurre esta dificultad. Por ejemplo, ¿Ha sido una constante en la vida sexual de la mujer o ha surgido recientemente? Algunas mujeres nos cuentan que nunca han experimentado un orgasmo, mientras que otras pueden tener dificultades solo en ciertas situaciones, como con una nueva pareja, pero no al masturbarse.
Al ser tan diferentes los síntomas y los contextos de cada mujer es muy importante un enfoque personalizado en el tratamiento.
Causas principales
El orgasmo es una respuesta física involuntaria, por lo que cuando esta respuesta se ve afectada es esencial considerar múltiples factores que pueden estar contribuyendo a la anorgasmia. Forzar o presionar la llegada del orgasmo puede generar más ansiedad y bloqueo, dificultando aún más el proceso.
Factores emocionales
Factores como el estrés, la ansiedad y la autoimagen corporal pueden influir significativamente en la capacidad de una mujer para relajarse y disfrutar del sexo. Por ejemplo, la incomodidad con el propio cuerpo o una autoimagen negativa pueden actuar como un inhibidor del orgasmo. También es importante evaluar la relación con la pareja: ¿Hay buena comunicación? ¿Se sienten cómodos hablando de sus deseos y necesidades sexuales?
La falta de una conexión emocional o la existencia de tensiones no resueltas pueden ser barreras para el disfrute sexual.
Además, no podemos ignorar la influencia de factores externos como la medicación o enfermedades que afectan el sistema nervioso.
Estrés
Las exigencias diarias, las preocupaciones laborales o personales y, en algunas ocasiones, la presión por cumplir con expectativas sexuales pueden generar un ambiente mental poco propicio para el orgasmo.
Es importante identificar las fuentes de estrés y desarrollar estrategias para manejarlas, promoviendo un entorno más relajado y favorable para la intimidad.
Estimulación
Cada mujer es diferente, y lo que funciona para una puede no ser efectivo para otra. La exploración personal y la comunicación abierta con la pareja sobre lo que genera placer son clave. A veces, la falta de información o la presión para alcanzar el orgasmo de cierta manera pueden generar frustración.
Falta de intimidad
La falta de privacidad o de un espacio seguro donde expresarse libremente puede ser un gran obstáculo para alcanzar el orgasmo. Pequeños detalles, como no tener un lugar privado para el encuentro sexual, pueden generar tensiones que inhiben la respuesta orgásmica. Fomentar un ambiente de intimidad, donde ambas partes se sientan cómodas y seguras, es esencial para mejorar la calidad de la vida sexual.