La endometritis consiste en la inflamación del endometrio, la capa interna que rodea y reviste el útero. Esta afección no debe confundirse con la endometriosis, ya que son términos diferentes.
La causa de la endometritis es una infección uterina por clamidia, gonorrea, tuberculosis o, incluso, por una combinación de bacterias. Además, el riesgo de sufrir esta inflamación del endometrio es mayor después de realizar procedimientos como una histeroscopia, una biopsia endometrial o tras un parto prolongado.
Existen 2 tipos de endometritis:
- Endometritis aguda
- es poco frecuente, pero puede producirse tras un parto, cesárea, legrado… Los síntomas serían fiebre, tiritona, malestar general, dolor en la zona baja del abdomen, cambios en el flujo vaginal… y requiere tratamiento cuanto antes para evitar complicaciones.
- Endometritis crónica
- se refiere a una inflamación en el endometrio de manera crónica, es decir, persistente, y que habitualmente es asintomática. Este tipo de endometritis suele ser polimicrobiana (hay varios microorganismos presentes).
Causas de la endometritis
El motivo más habitual por el que aparece endometritis suele ser una infección por microorganismos. No obstante, hay ciertos factores de riesgo que pueden aumentar la posibilidad de tener este tipo de afección.
Factores de riesgo
Entre las situaciones en las que se puede ver incrementado el riesgo de padecer endometritis, se encuentran las siguientes:
- Tras un aborto.
- Histeroscopia.
- Biopsia endometrial.
- Parto prolongado.
- Tras una cesárea.
- Dispositivo intrauterino (DIU).
Algunos de estos procedimientos y pruebas mencionados se realizan accediendo al útero a través del cuello uterino o cérvix, lo que podría suponer una vía de entrada para los microorganismos.
¿Qué síntomas causa la endometritis?
Las manifestaciones clínicas de la inflamación endometrial serán diferentes según si es una endometritis aguda o crónica.
Pese a ello, cuando aparecen algunos de los posibles síntomas de la endometritis crónica, estos son inespecíficos. Entre ellos se encuentra:
- Sangrado anormal.
- Molestias y dolor en la zona de la pelvis.
- Secreción vaginal que cambia respecto a la habitual y que puede tener mal olor.
- Hinchazón abdominal.
Además, como hemos mencionado, la endometritis crónica se relaciona con mayor probabilidad de sufrir abortos de repetición y fallos de implantación.
¿Cómo se detecta la endometritis?
Además de realizar una revisión ginecológica en la que útero y cérvix pueden mostrar sensibilidad, existen diferentes pruebas diagnósticas para la endometritis. Entre ellas, se encuentran las siguientes:
- Cultivo microbiano endometrial
- se toma una muestra para la detección e identificación de microorganismos cultivables.
- Biopsia endometrial
- la muestra obtenida se emplea para identificar por inmunohistoquímica células plasmáticas CD138+.
- Histeroscopia
- permite la visualización de la cavidad uterina. En ocasiones, es posible observar edema estromal, hiperemia epitelial y/o micropólipos.
Por otro lado, especialmente tras fallos de implantación o aborto de repetición, en las clínicas de reproducción asistida pueden recomendar la realización del test ALICE.
El test ALICE permite identificar patógenos responsables de la endometritis crónica cultivables y no cultivables (que no serían detectables en cultivo), ya que es un examen de tipo molecular. Además, puede recomendar el tratamiento más adecuado para las bacterias encontradas.
¿Tiene cura la endometritis?
Afortunadamente, el manejo de la endometritis no suele ser complicado y se suele curar eficazmente tras el tratamiento correcto.
Cuando una mujer es diagnosticada de endometritis, el médico le recetará antibióticos para tratar la infección causante de la endometritis durante, aproximadamente, unas dos semanas.
Por ello, conocer los microorganismos causantes de la endometritis tiene gran relevancia para orientar el tratamiento antibiótico más adecuado. Si no se conocen, se prescribiría un antibiótico que suele ser eficaz para los microorganismos que causan más frecuentemente endometritis crónica.
Además, puede ser recomendable administrar probióticos (habitualmente por vía vaginal) para restablecer una microbiota adecuada.