Los padres son los responsables de conseguir que sus hijos adquieran una adecuada educación sexual a través de un proceso gradual que se inicia en los primeros años de vida y pasa por la adolescencia. A lo largo de todo este proceso es importante que padres y educadores respeten la madurez y el estado evolutivo de los menores (por ejemplo, no podemos explicar del mismo modo de dónde vienen los bebés a un niño de cuatro años que a uno de siete, con independencia de que lo que queramos transmitir sea lo mismo). Este proceso no deberá limitarse a serias conversaciones puntuales cuando los padres consideran que ha llegado el momento en que esa conversación debe tener lugar. Por el contrario, una buena educación sexual se basa en una actitud vital adecuada que permita a los menores hacer preguntas sobre el sexo cuando les surjan las dudas, puesto que es en ese momento cuando el niño o el adolescente está realmente motivado para prestar atención a la respuesta de sus padres.
CONSEJOS A LOS PADRES
Las preguntas y expresiones sexuales de los hijos también generan dudas, inseguridades y sentimientos encontrados en los padres. Es importante que los progenitores sean conscientes de estas sensaciones para poder controlarlas y gestionarlas de la manera más adecuada, de forma que no influyan negativamente en la educación de sus hijos. Esto es importante porque la educación sexual no solo reside en lo que los padres dicen a los hijos, sino también en lo que callan. Al mismo tiempo, es conveniente que los padres estén informados de las inquietudes más frecuentes sobre el sexo en función de la edad que tienen sus hijos. Esto les permitirá dar una explicación correcta y adaptada a su nivel de comprensión. Algunos padres que se encuentran incómodos ante las dudas sexuales de sus hijos, se escudan en actitudes que expresan con frases como “con Internet ya lo saben todo”, “ya se lo explicarán en el colegio”, “a mí nadie me habló de sexo y lo aprendí solo”…, para evitar conversaciones que les pueden resultar embarazosas. Esta actitud es completamente errónea, puesto que la familia debe actuar como un filtro de la gran cantidad de información sexual que les llega a los menores, graduándola y ajustándola a los valores familiares. Las instituciones académicas son sólo colaboradores de los padres en su tarea de hablar de sexo con los hijos, puesto que la educación sexual por parte de la familia no debe ser delegada en terceros.
Algunos de los consejos que deben seguir los padres a la hora de hablar de sexo con sus hijos son:
– Informarse sobre las dudas sexuales que tendrán los niños a lo largo de su proceso evolutivo.
– Atender las diferencias individuales a la hora de comunicarse con cada hijo (sexo, edad, personalidad…).
– Considerar tanto las preguntas que hacen sus hijos, como sus comportamientos de exploración y curiosidad sexual.
– Antes de dar una respuesta a sus preguntas, indagar sobre qué es lo que saben sobre el tema.
– Ser sinceros con ellos y hablar con naturalidad, abiertamente, y sin prejuicios.
– Responder cuando surge la duda por parte del niño, y no cuando a los padres les viene bien, y si en ese momento no pueden explicarle el porqué, decirle cuándo van a retomar la conversación. También hay centros especializados para tratar estos temas, como planificación familiar, orientación y educación sexual
PORQUE UNA BUENA EDUCACION SEXUAL ES GARANTIA DE SALUD