Corresponden a una malformación congénita del útero, en la que existe falta de fusión y de canalización del tubérculo Mülleriano con el bulbo seno-vaginal.
Esta malformación uterina se asocia, frecuentemente, a infertilidad y pérdida gestacional recurrente; así como, el desarrollo de endometriosis.
Para su diagnóstico y localización, así como para descartar otras anomalías, la ecografía y la resonancia magnética, son de gran utilidad, pero el estándar de oro en el diagnóstico, de esta malformación uterina, es la histeroscopia. El tratamiento es la resección quirúrgica (metroplastia), con técnica vagino-histeroscópica.
Las tasas de embarazos posteriores a la resección quirúrgica del tabique es del 60-70%, pero en casos de endometriosis, tan sólo es del 37-47%. Es por eso que el diagnóstico y su tratamiento, médico-quirúrgico, debe hacerse lo antes posible.