A lo largo del embarazo la piel está más sensible por una serie de cambios fisiológicos que se producen debido a todos los cambios hormonales que se generan y también a la propia distensión de la piel, por lo que el cuidado de la misma y para evitar estrías y picor se convierte en una prioridad.
En esta nueva situación hormonal que se da durante la gestación , se produce una elevación de la hormona estimulante de los melanocitos lo que favorece un aumento en la producción de melanina, y ésta es la responsable de la pigmentación de la piel. Entre estos cambios se puede observar una pigmentación oscura de la línea alba (esta es línea vertical que se extiende desde el ombligo hasta la sínfisis del pubis), se ponen más oscuros los pezones y las areolas mamarias, también la vulva, los lunares o lesiones cicatriciales que ya habían en la piel tienden a oscurecerse más, en algunas mujeres embarazadas aparecen unas manchas en el rostro sobre todo en las mejillas y el mentón, lo que se conoce por el nombre de cloasma gravídico.
La evidente distensión de la piel puede producir tirantez, picor y rotura de fibras de colágeno dando lugar a la aparición de estrías , éstas generalmente se distribuyen en zonas como el abdomen, los glúteos, las mamas y los muslos, al principio suelen ser de un llamativo color rojo – violáceo y posteriormente pasan a ser de un color blanquecino nacarado.
Algunos bálsamos emolientes pueden mejorar la hidratación y la elasticidad de la piel de la embarazada evitando así la sequedad, la incómoda sensación de picor o de tirantez, y también, al aumentar la elasticidad previene esa rotura de fibras de colágeno responsable de las estrías. es muy importante comprobar que los productos utilizados para el cuidado de la piel estén aptos para embarazadas