Normalmente, los quistes de ovario se producen durante el funcionamiento normal del ovario, bien porque el folículo no se rompe para liberar el óvulo (quistes foliculares) o bien porque, al liberarlo, se acumula líquido en la estructura restante del folículo (quistes de cuerpo lúteo). Estos dos tipos de quistes que se producen de forma normal en el ciclo menstrual se denominan quistes funcionales. Existen también otro tipo de quistes menos comunes los cuales no ocurren con el ciclo menstrual, sino que pueden tener diversos orígenes.
Cómo se diagnostican
En algunos casos se pueden detectar mediante un examen ginecológico palpando los ovarios. En segundo lugar, se puede realizar una ecografía pélvica transvaginal para ver los ovarios y facilitar la identificación de los quistes y su contenido.
También será necesario descartar una gestación haciendo una determinación de beta hCG en sangre. Si el resultado es positivo puede tratarse de un quiste de cuerpo lúteo, ya que este tipo de quiste es bastante habitual durante el embarazo.
Otras pruebas complementarias son el análisis en sangre de una proteína llamada CA-125 y la resonancia magnética, que pueden hacerse en caso de duda de diagnóstico o si se sospecha que el quiste puede ser maligno.
Cuales son los Síntomas
La mayoría de los quistes en el ovario se forman durante la ovulación y la mujer no presenta ningún síntoma o tan solo una ligera molestia. En estos casos, los quistes del ovario suelen desaparecer por sí solos en unos meses, sin necesidad de tratamiento.
Generalmente, la aparición de quistes en los ovarios no suele provocar síntomas, pero algunas mujeres pueden notar:
- Dolor abdominal o pélvico constante, que puede irradiar a las piernas o la espalda.
- Dolor pélvico antes y durante toda la menstruación.
- Irregularidad en la menstruación.
- Dolor durante el coito (dispareunia).
- Náuseas, vómitos o mayor sensibilidad mamaria parecida a la experimentada durante el embarazo
- Sensación de peso o distensión abdominal.
- Presión en el recto o en la vejiga, con sensación de dificultad de vaciado completo de la vejiga.
Sin embargo, en caso de dolor pélvico o abdominal agudo que aparece de repente, o si se produce junto a vómito y fiebre, es muy importante acudir de inmediato a urgencias. Este dolor puede estar originado por una complicación como la ruptura del quiste o la torsión ovárica.
¿Son peligrosos?
Si bien casi todos los quistes de ovario son benignos, la característica más desfavorable es que clínicamente son indistinguibles de los tumores ováricos malignos. El diagnóstico diferencial es muy difícil, por lo que es primordial la importancia de diagnosticar de forma adecuada y precoz cualquier quiste para prevenir el cáncer de ovario.
Es recomendable un buen conocimiento de los síntomas y de los diferentes tipos de quistes y recordar las revisiones ginecológicas periódicas.
Quistes funcionales
Existen dos tipos:
1. Quiste folicular: se origina cuando el folículo no se rompe y crece, convirtiéndose en un quiste lleno de líquido transparente. Los quistes foliculares no suelen producir dolor y desaparecen espontáneamente en dos o tres ciclos menstruales.
2. Quiste de cuerpo lúteo: a veces la apertura por donde ha salido el óvulo se cierra y se acumula líquido dentro del folículo. En general desaparece espontáneamente en unas semanas, pero en ocasiones puede crecer hasta más de cuatro centímetros de diámetro. Esto conlleva el riesgo de sangrar en su interior o de torsionar el ovario, causando dolor pélvico o abdominal. Si se llena de sangre, el quiste se puede romper y provocar hemorragia y dolor brusco muy intenso.
Otros tipos de quistes
Son menos frecuentes que los funcionales, pero no dejan de ser de igual importancia:
1. Cistoadenoma seroso: es un quiste de paredes delgadas, de contenido acuoso y superficie lisa. Pueden ser de gran tamaño variando entre 5 y 20 cm y pueden causar torsión del ovario.
2. Cistoadenoma mucinoso: son los tumores ováricos de mayor tamaño. A veces afectan a los dos ovarios. Son masas redondas u ovoides, con superficie lisa, translúcida, de color gris azulado, y contienen líquido espeso.
3. Endometrioma: contienen un líquido espeso color chocolate.
4. Quistes dermoides o teratomas: la mayoría son benignos, por su origen embrionario. Su contenido está formado por material sebáceo mezclado con pelo, cartílago, hueso y dientes. Se presentan en las tres primeras décadas de la vida y pueden crecer causando torsión o dolor.
5. Tumores sólidos: son menos frecuentes. El más conocido es el fibroma ovárico, que a veces se asocia con acumulación de líquido en la pleura (membrana que rodea los pulmones) y el peritoneo (membrana que rodea los intestinos).
Tratamiento
El tratamiento dependerá del tipo de quiste, de su tamaño, de los síntomas que ocasiona y de la edad de la paciente. Después de la menopausia, es aconsejable el seguimiento de cualquier tipo de quiste por su mayor riesgo de malignidad.
De esta manera, el especialista puede optar por, simplemente, esperar y comprobar tras unas semanas que el quiste ha desaparecido. Sin embargo, también puede valorar recurrir a un tratamiento quirúrgico para eliminar, sobre todo, los quistes que pueden ser cancerosos y todos aquellos que causen dolor u otros síntomas.