El sangrado uterino disfuncional, o hemorragia disfuncional, es un sangrado vaginal anormal que se debe a cambios en los niveles hormonales. Puede presentarse en mujeres de todas las edades, aunque es más frecuente en los años que preceden a la menopausia.
Ocurre con mayor frecuencia cuando los ovarios no son capaces de ovular. Los cambios en los niveles hormonales provocan que el período se retrase o se adelante y que en muchas ocasiones sea más abundante de lo normal.
¿Cuáles son los síntomas del sangrado uterino disfuncional o hemorragia uterina?
El sangrado se considera anormal cuando éste ocurre en las siguientes situaciones:
- Sangrado entre periodos.
- Sangrado después de tener relaciones sexuales.
- Manchas de sangre en cualquier momento del ciclo menstrual.
- Sangrado más intenso o durante más días de lo normal.
- Sangrado después la menopausia.
- La ausencia de periodos durante 3 a 6 meses (amenorrea) también es anormal.
El sangrado uterino anormal puede deberse a anomalías estructurales del útero o a lo que se denomina hemorragia uterina disfuncional.
Entre las anomalías estructurales se encuentran lesiones benignas, como los pólipos endometriales, los fibromas o miomas uterinos y la adenomiosis. También puede ser la manifestación de un cáncer de endometrio.
En otras ocasiones puede deberse a lesiones a nivel del cérvix o de la vagina, ya sean benignas o cancerosas, infecciones crónicas del endometrio (endometritis) o al uso de dispositivos intrauterinos (DIU).
Otras causas de hemorragia uterina anormal, no directamente relacionadas con anomalías estructurales, pueden ser el uso de medicaciones que afectan a la producción normal de estrógenos y progesterona; enfermedades médicas crónicas, tales como la diabetes sacarina, enfermedades del hígado, riñón, glándula tiroidea o glándulas suprarrenales y problemas con la coagulación de la sangre.
También el estrés físico o emocional puede inducir la aparición de hemorragia uterina anormal.
¿Cómo se diagnostica una hemorragia uterina?
Entre los procedimientos diagnósticos que deberían realizarse para determinar la causa de dicha hemorragia situaríamos, en primer lugar, la exploración física.
La ecografía es sin duda la técnica de diagnóstico por imagen más empleada en la evaluación de la hemorragia uterina anormal. Permite el estudio del útero y de los ovarios. Permite identificar en qué mujer podría obviarse la biopsia de endometrio dado que una ecografía normal reduce significativamente la posibilidad de una lesión endometrial. Así se evitarán biopsias innecesarias.
La histeroscopia también es un procedimiento diagnóstico muy útil en el diagnóstico de la hemorragia uterina anormal. Permite realizar la biopsia endometrial de manera más dirigida a la propia lesión con lo que se reducen los falsos negativos.
En determinadas circunstancias puede ser recomendable la realización de un legrado uterino. Además de aportar información diagnóstica, va a ser terapéutico en algunas ocasiones.
Por otro lado, hay causas de hemorragia uterina anormal en relación con enfermedades crónicas o alteraciones de la coagulación, así como a la anovulación. Por dicho motivo, puede ser recomendable la realización de una serie de análisis sanguíneos para descartar alteraciones en aquellos órganos que pueden inducir la aparición de dicha hemorragia anormal.
Tratamiento
Es altamente recomendable el tratamiento individualizado según la causa específica del sangrado anormal. La edad y si la mujer desea tener hijos también son consideraciones importantes.
En el caso de la hemorragia uterina disfuncional, es decir aquella debida a la anovulación, el tratamiento será fundamentalmente médico, mediante la toma de fármacos (bien tomados vía oral o usados en forma de dispositivo intrauterino) que reinstauren la ovulación o bien permitan un control de la hemorragia. En caso de que estos tratamientos fracasen, una alternativa útil es la ablación endometrial, es decir, la exéresis de la mayor parte del tejido endometrial, lo cual permitiría una disminución en la cuantía del sangrado. Se realiza por vía histeroscópica bajo anestesia general. Es importante excluir lesiones serias de endometrio, fundamentalmente cáncer de endometrio, antes de realizar este procedimiento.