El teratoma es un tumor de origen embrionario formado por varios tipos celulares. Normalmente aparecen en los ovarios de la mujer, aunque también es posible encontrarlos en varones o niños en los testículos o localizaciones diversas.
Está formado por tejidos o componentes de órganos que provienen de las 3 capas germinales del embrión, que son el endodermo, el mesodermo y el ectodermo. Por esta razón, es posible que el teratoma contenga varios tipos de tejidos, como pelo, dientes, huesos, cartílagos, etc., dando un aspecto de «monstruo» a este tipo de tumor.
Son normalmente tumores benignos, llamados también teratomas maduros. También hay casos en los que aparecen teratomas malignos y se conocen con el nombre de teratomas inmaduros.
En las mujeres, el teratoma ovárico o teratoma quístico es el tumor que se presenta con más frecuencia en menores de 45 años y es de naturaleza benigna.
Causas y síntomas
La causa principal de la formación de un teratoma es un desarrollo anormal del tejido del embrión en algún punto.
Algunos de los síntomas más frecuentes en función del tipo de tumor son los siguientes:
- Teratoma ovárico maduro: generalmente asintomático. Puede causar dolor de pelvis, dolor en las relaciones sexuales, infertilidad o metrorragia (sangrado vaginal anormal).
- Teratoma testicular: si es benigno es asintomático. El dolor en el testículo puede indicar malignidad.
- Teratoma sacrococcígeo: si está situado en el perineo, causa molestias al orinar o defecar.
- Teratoma maduro del mediastino: puede comprimir órganos y afectar al funcionamiento del cuerpo por su localización cercana al corazón y pulmones.
Diagnóstico
Es muy difícil palpar estos tumores por vía abdominal. Por tanto, su diagnóstico suele de manera accidental en un control rutinario o durante una intervención quirúrgica como una cesárea. Esta es la razón del gran tamaño de los teratomas ya que, en la mayoría de casos, no es posible un diagnóstico precoz.
Se confirma la localización en el ovario mediante ecografía abdominal o pelviana, donde se observa dentro del ovario un tejido de color más blanquecino. El aspecto ecográfico de estos tumores dependerá del tamaño, localización y calcificación (acumulación de calcio) que presenten, al igual que de la naturaleza de los tejidos que contenga.
En ocasiones, una resonancia magnética de la pelvis puede ayudar a realizar el diagnóstico. Además, debe hacerse un análisis de sangre para confirmar la presencia de la hormona beta-hCG.
Para confirmar el diagnóstico de malignidad de este tumor es necesario un análisis histológico, es decir, el análisis de los tejidos que lo componen.
Tratamiento
El tratamiento de elección frente a un teratoma es la cirugía. En el caso de que el teratoma sea maligno, la cirugía debe ir acompañada de quimioterapia.
En los teratomas maduros, la técnica menos invasiva utilizada para extirpar el tumor es la laparoscopia. Sin embargo, en casos de teratomas inmaduros se puede utilizar también la laparotomía (cirugía a través del abdomen).
Puesto que muchas de las pacientes están todavía en edad fértil, es importante que en las intervenciones se evite dejar secuelas como las adherencias pélvicas, que pueden producir infertilidad.
En casos más complicados, donde puede ser necesaria la extirpación de los ovarios (ooforectomía), el especialista puede considera la opción de extraer solo parte del ovario para mantener la función ovárica de la mujer.
Complicaciones
Entre las complicaciones derivadas de la presencia de un teratoma en el ovario podemos encontrar las siguientes:
- Torsión de un teratoma ovárico de 10 cm o más, lo que puede provocar una hemorragia.
- Ruptura del tumor o quiste provocando una peritonitis crónica, infección, adhesiones y compresión de los órganos yuxtapuestos.
- En teratomas malignos, su diseminación por todo el cuerpo puede complicar su extirpación y pronóstico.
En cualquier caso, se recomienda seguir las instrucciones de los médicos especialistas como ginecólogos y oncólogos para que los síntomas no den lugar a problemas mayores.