Un aborto espontáneo es la pérdida espontánea del feto antes de la semana 20 de gestación. Sufrir un aborto durante el primer trimestre del embarazo es algo común que ocurre a muchas mujeres. La mayoría ocurren durante las primeras siete semanas, de hecho, el 80% de los abortos espontáneos ocurren durante las primeras 13 semanas pero no siempre es así.
Un factor de riesgo muy importante es la edad. El riesgo de aborto se incrementa a partir de los 30 años, haciéndose más importante entre los 35 y los 40 años, y mucho mayor a partir de los 40. Ciertas enfermedades de la madre también pueden aumentar el riesgo de aborto, como por ejemplo diabetes, trombofilia, síndrome antifosfolipídico e hipertensión. También influyen el sobrepeso o la malnutrición. Existen otros factores relacionados con el estilo de vida como alcoholismo, drogadicción y tabaquismo.
Los síntomas más comunes son sangrado vaginal (con o sin coágulos), dolor abdominal intenso y cólicos. El sangrado y los cólicos pueden desaparecer rápidamente o durar varias horas. Aunque, no todos los abortos espontáneos son iguales y no todas las mujeres experimentan los mismos síntomas. Algunas veces no hay síntomas, la pérdida del embarazo se detecta por ultrasonido.
Cuando se presentan algunos de los síntomas descritos anteriormente, es necesario que el médico evalúe si se trata de un aborto espontáneo, un embarazo ectópico, un embarazo molar o un embarazo viable, pero con complicaciones.